La planta de malva que crece en todos lados y la gente no sabe lo buena que es.

La malva común es una planta que, a pesar de su discreción en nuestros jardines y campos, encierra numerosos tesoros para nuestra salud. Utilizada desde la antigüedad por sus propiedades medicinales, esta planta sigue siendo un valioso aliado en la farmacopea moderna. A continuación, se presentan doce beneficios de la malva común que podrían animarte a redescubrirla e integrarla en tu vida diaria.

Alivia los dolores de garganta

La malva es conocida por sus propiedades calmantes y emolientes. Una infusión de sus hojas o flores puede aliviar eficazmente los dolores de garganta, la tos seca o la ronquera.

Favorece la digestión

Los mucílagos contenidos en las hojas de malva ayudan a proteger la mucosa intestinal, facilitando así una digestión fluida y previniendo trastornos digestivos como el estreñimiento.

Propiedades antiinflamatorias

Gracias a la presencia de flavonoides y antocianinas, la malva tiene efectos antiinflamatorios que pueden ser útiles en el tratamiento de inflamaciones, especialmente en casos de gastritis o irritación intestinal.

Favorece la salud respiratoria

En casos de bronquitis u otras afecciones respiratorias, las infusiones de malva pueden ayudar a descongestionar y calmar las vías respiratorias, facilitando la respiración.

 Hidrata y calma la piel

La aplicación externa de preparados a base de malva puede hidratar y calmar la piel irritada o seca, gracias a sus propiedades emolientes.

 Efecto diurético

La malva favorece la eliminación de líquidos, lo que puede ser beneficioso en casos de retención de líquidos o para ayudar a eliminar toxinas del organismo.

Tu posición en la que duerme dice mucho de tu relación de pareja.

 Mejora la salud urinaria

Las propiedades diuréticas y antibacterianas de la malva también pueden ayudar a prevenir infecciones del tracto urinario, ayudando a limpiar las vías urinarias.

Como usarla.

Puedes aprovechar los beneficios de la malva tomándola regularmente en infusión. Preparar esta bebida es muy sencillo:

Calienta agua (no debe llegar a hervor).

Coloca en una taza dos cucharaditas de malva seca.

Vierte el agua y deja reposar durante 5 a 10 minutos.

Cuela y bebe mientras esté caliente.

También puedes optar por el uso tópico, aplicándola como cataplasma en las zonas afectadas. Para ello, debes:

Machacar la malva fresca en un mortero hasta lograr una pasta homogénea.

Agregar agua tibia (y en algunos casos un poco de harina) para dar consistencia.

Colocar en el área de la piel lastimada.

Cubrir con un paño.

Dejar actuar durante unos minutos (entre 10 o 15).

Retirar y lavar bien.

Finalmente, puedes recurrir a los extractos o suplementos de malva. Esto se encuentran en cualquier sitio de compra online o tiendas naturistas. Sin embargo, se aconseja la recomendación y supervisión de un profesional de la salud antes de usar este tipo de productos.